enero 21, 2007

¿COLESTEROL EN LOS NIÑOS?

Quizás les cueste trabajo creer que los niños, desde pequeños, puedan presentar niveles altos de colesterol, sin embargo esto puede resultar más común de lo que pensamos, ya que está comprobado que el proceso donde el colesterol se empieza a acumular en las arterias –depósitos de grasa- ocurre desde la infancia. La hipercolesterolemia es una señal de riesgo del desarrollo de enfermedades cardiovasculares en adultos, pero muchos niños podrían estar en riesgo de una enfermedad cardiaca prematura.
Debido a esto, la infancia – tan temprano como los 3 años- es la etapa idónea para intervenir con estilos de vida saludable, abarcando una dieta saludable y completa y el realizar suficiente ejercicio.
A continuación les menciono los tipos de grasa que debemos prestar atención (recomendación para niños de 2 a 18 años de edad):
Colesterol total: Abarca todas las fracciones de varios tipos de grasa, desde el LDL (colesterol malo), HDL (colesterol bueno) hasta otro tipo de colesterol que esta en pequeñísimas fracciones (VLDL); el colesterol total debe ser menor a 170 mg/dl.
Colesterol LDL: Conocido como “colesterol malo” debido a que aumenta los riesgos de que se formen más depósitos de grasa; este debe ser menor a 110 mg /dl.
Colesterol HDL: Conocido como “colesterol bueno” ya que disminuye los riesgos de que la grasa se deposite en las arterias; este debe ser mayor a 35 mg/dl.
El hacer análisis de lípidos en sangre no entra dentro de la rutina que el médico ordena y realmente no es necesario estarles sacando sangre a los niños solo para checar su colesterol, pero hay que considerar 3 factores que podrían afectar a que el niño presente niveles altos de colesterol:
1) Herencia familiar: padres con hipercolesterolemia o presencia de enfermedad cardiaca. El 90% de padres que sus hijos presentan niveles altos de colesterol, ellos también lo presentan
2) Dieta: Si el niño lleva una dieta con alto contenido de grasa, especialmente grasa saturada (grasas de origen animal) y grasas trans (papas, frituras, pan dulce, etc) tiene mayores riesgos.
3) Obesidad: Si el niño presenta un serio problema de obesidad aumenta su riesgo
¿Qué debemos hacer?
Regla No. 1: no asustes a tu hijo, no le plantees la situación como una enfermedad que necesita medicamentos y tratamiento; acude a tu médico para que te ayuda a explicar la realidad sobre el colesterol alto según la edad de tu hijo.
Lo ideal es empezar a realizar cambios –paulatinamente- en su alimentación y en sus rutinas de ejercicio; no le prohibas por completo todos los alimentos sino ve sustituyéndolos poco a poco y a la larga, incluye ocasionalmente una paleta o unas papas. No menciones la palabra dieta y mejor procura explicar que debe mejorar su alimentación para estar más saludable.
Resulta útil planificar las comidas en familia, deja que tus hijos participen para que entiendan que alimentos afectan su salud y cuales deben consumir en mayor cantidad. Presta mucha atención a los alimentos que son altos en colesterol y grasas como frituras, comida rápida, galletas y pan dulce, postres y chocolates, crema, mayonesa, queso crema, entre otras. Procura enseñarlos desde pequeños a no consumir alimentos fritos, empanizados o capeados. A partir de los 2-4 años los niños ya no necesitan tanta grasa (entre 20 y 30% de sus calorías totales) por lo que ya es recomendable (y seguro) darles leche semi-descremada y en general cuidar su consumo de grasa. Al consumir menos grasa esto da chance de que puedan –y deban- consumir mayor cantidad de frutas y verduras y cereales y panes complejos o integrales, así como productos de origen animal bajos en grasa. Se recomienda que los niños no consuman más de 300 mg de colesterol al día, por lo que sí diario comen 2 huevos ya sobrepasa esta recomendación.
Generalmente los medicamentos únicamente son recomendados a niños mayores de 10 años y sólo después de haber realizado cambios en la alimentación y ejercicio.

enero 14, 2007

COLITIS: OTRO MAL DE NUESTROS TIEMPOS

Al igual que la gastritis, la colitis es otro de los padecimientos que cada día se vuelve más común en la población e igualmente va estrechamente relacionado con nuestro estilo de vida –estrés, ansiedad, nervios, entre otros-.
Se define como la inflamación de las membranas mucosas (recubrimientos) del intestino grueso. Esta puede ser ocasionada por varios procesos patológicos que incluyen: infecciones agudas y crónicas, trastornos inflamatorios (enfermedad de Crohn, colitis ulcerativa, linfocítica o colagenosa), falta de flujo sanguíneo (colitis isquémica) y antecedentes de radiación al intestino grueso.
Aunque sus causas son muy diversas están relacionadas con los malos hábitos alimentarios, estrés, alergias, agentes infecciosos y el uso de antibióticos que alteran la flora intestinal. Los síntomas son muy diversos según su origen; generalmente se presenta dolor e inflamación abdominal con episodios de diarreas y/o estreñimientos y gases, en ocasiones deshidratación y heces sanguinolientas.
No existe una dieta especial para tratar la colitis, ya que esta debe ser individualizada debido a que existen alimentos que le caen mal a algunas personas pero a otras no. En general, se recomienda que la persona con colitis lleve una dieta baja en grasa y alta en fibra (excepto en periodos más graves), alta en proteína y grasas insaturadas para poder reparar la pérdida o daño de tejido intestinal.
Varios estudios han demostrado que la levadura que encontramos en los panes y productos de panadería, podrían irritar más el intestino de personas que sufren de colitis. Otros estudios han descubierto que es mejor evitar los siguientes alimentos ya que pueden causar alergia en el intestino: productos lácteos, cítricos, verduras crucíferas como coliflor, brócoli, col, coles de brusela, así como jitomate, elote, trigo y huevo. Para los que no toleran los lácteos, se recomienda consumir leche o yogurt sin lactosa y sin grasa y evitar la leche entera o los quesos grasosos. Asimismo es recomendable evitar las oleaginosas y semillas ya que suelen ser irritantes.
Algunas frutas que contienen mucha fructosa deben consumirse mezcladas con otro alimento o después de la comida para evitar que irriten el intestino; estas comúnmente son los duraznos, peras, ciruelas, ciruela pasa y jugo de manzana.
Irritantes como el alcohol, refrescos, café, tes, chocolates, alimentos procesados, sustitutos de azúcar y carnes rojas grasosas, obviamente deben suspenderse en la dieta.
Debemos encontrar alimentos que aporten fibra sin irritar, tales como arroz integral o cereales enteros, frutas y verduras fibrosas y con cáscara; suele ser más tolerable consumir las frutas y verduras cocidas o hervidas o al vapor. En casos más graves, resulta benéfico consumir frutas y verduras para bebé ya que irritan menos por estar semi-digeridos y así seguimos obteniendo vitaminas y minerales.
El probar diferentes alimentos y eliminar los que más irritan es la mejor manera de identificar cuales son los que más molestias provocan y esto ayuda a establecer mejores hábitos de alimentación, para consumir una dieta completa y evitar tener alguna deficiencia. Aunque aquí les doy una breve lista de los alimentos más comunes que irritan esto puede variar de persona en persona, pero lo más recomendable es evitarlos o disminuir su consumo e ir evaluando la tolerancia hacia ciertos alimentos.
Obviamente para disminuir los síntomas de este padecimiento es sumamente recomendable estar más relajados y evitar que tanto estrés o los problemas laborales o personales nos ataquen a nivel intestinal, es decir que todo lo que nos suceda se vaya directo a nuestro colon. Para esto también es recomendable realizar ejercicio, ya que además de ayudarnos a disminuir nuestro nivel de estrés, el realizar actividad física ayuda a tener una mejor digestión y a tener mayor fuerza en el abdomen, que indirectamente ayuda hacia un colon más saludable
Sin embargo, al igual que en la gastritis, muchas veces es necesario acudir al médico para que de un diagnóstico específico y recomiende los medicamentos adecuadas para tratar las molestias, ya que si no se atiende a tiempo puede llegar a complicarse aún más y causar daños irreversibles en el intestino grueso.

enero 07, 2007

¡A CUMPLIR LOS PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO!

Estoy segura que cada año sucede lo mismo… el año inicia y hacemos una enorme lista de todos los propósitos que queremos cumplir. En la cabeza de casi todas las personas empiezan a surgir ideas de “ahora si voy a ponerme a dieta”, “el lunes empiezo a hacer ejercicio”, “el 1º de enero a las 12 am dejo de fumar” y así muchos más propósitos, los cuales desgraciadamente ni siquiera se empiezan o al cabo de una semana ya pasaron a ser historia.
¿Qué hay detrás de estar haciendo propósitos y no poderlos cumplir? ¿Existe alguna clave para que todo lo que nos proponemos cada año realmente lo cumplamos?
No hay ninguna receta mágica, simplemente hay que tener la suficiente fuerza de voluntad y estar motivado para lograr cumplir con estos propósitos. El plantear propósitos o metas que sean reales es la clave principal, ya que el gran error de la mayoría de las personas es que pretenden hacer demasiados y enromes cambios al inicio del año, que obviamente son difíciles siquiera de imaginar, como el querer bajar 20 kilos en 2 meses o estar corriendo 10 km cuando nunca han movido un dedo. Al final de cuentas todos los propósitos que nos planteamos son cambios que queremos logar en nuestra vida y desgraciadamente no es fácil cambiar y menos cuando ya tenemos bien establecidos nuestros hábitos o llevamos toda la vida comiendo comida chatarra o sin hacer nada de ejercicio o fumando 2 cajetillas de cigarro al día. Estos cambios de hábitos deben suceder poco a poco y tampoco podemos esperar que de la noche a la mañana llevemos una dieta 100% sana, hagamos 5 horas de ejercicio y dejemos el cigarro o el alcohol de golpe y mucho menos el poder hacer tantos cambios en un solo día.
Uno de los principales errores de que los propósitos no se cumplan, se debe a que en que cuanto nos ponemos una meta que más bien parece una obligación -la cual lleva la palabra “debería” o “tengo que” de antemano- nos causa un choque negativo en nuestra cabeza, provocándonos ansiedad y miedo el siquiera pensar en hacerlo, ya que como bien dicen…a fuerzas ni los zapatos entran! Por lo que quizás en lugar de decir “debería bajar 20 kilos”, comenzar con un “voy a dejar de comer tanta comida chatarra” y por consecuencia voy a bajar de peso.
Para lograr tener un mayor éxito en el cumplimiento de nuestras metas resulta útil escribirlas e incluso llevar un diario de nuestras metas, cómo van avanzando y sí me está costando trabajo o ya las pude cumplir. Es importante plantear metas que sean reales, específicas, medibles, alcanzables, que se obtenga un resultado benéfico y en un margen de tiempo específico. También hay que encontrar cual es la gran motivación por la que planteo esa meta, sí realmente la simple idea de llevar a cabo esa meta nos emociona y nos da energía para hacerla, pues ya estamos un paso adelante.
Algo que también nos motiva a realizar la meta es visualizar o imaginar el cumplimiento de esa meta; por decir que la meta era correr un maratón y estar en excelente condición física, visualizarnos cruzando la meta del maratón en el tiempo que nos proponíamos.
Obviamente que con el hecho de escribir las metas y visualizarlas no significa que ya se cumplieron, ahora la parte difícil viene con la práctica pero hay que ir creando una rutina e ir paso a paso para acostumbrarnos al nuevo estilo de vida – caminar todos los días o tomar más agua o dejar los refrescos, entre otras- y conforme nos vayamos sintiendo mejor, quizás con más energía, mas ligeros, más ágiles, o cualquier otro sea nuestro beneficio, obviamente más motivados vamos a estar a seguir. En muchas ocasiones ayuda encontrar un amigo, pareja o familiar para tener el apoyo y la motivación y poderlo hacer en equipo. Además es importante encontrar lo que uno se sienta cómodo y contento, encontrando quizás la dieta o nutrióloga que más nos agrade o el ejercicio que más nos divierta.
Finalmente, no hay que olvidar celebrar nuestro triunfo, quizás ir poniendo ciertas mini-metas y cuando las vayamos cumpliendo recompensarnos con algo de ropa nueva o un libro o con una simple tarde libre, procurando evitar la comida como recompensa, y cuando cumplamos al 100% con nuestra meta, celebrar todavía más! Feliz año 2007 y a empezar el año con el pie derecho y cumpliendo nuestras metas!