marzo 20, 2005

¿QUE PAPEL JUEGA LA NUTRICION EN EL CANCER?

El cáncer es la segunda causa de muerte en nuestro país. Cada año mueren 7 millones de personas en el mundo, donde los más comunes a presentarse en hombres son el cáncer de próstata, de pulmón y de colon, mientras que en las mujeres en primer lugar está el cáncer de mama, seguido por el de pulmón y colon; sin embargo, las muertes se deben principalmente a causa de cáncer de colon.
Desgraciadamente nadie está exento a salvarse y en cualquier visita al doctor podríamos enterarnos de una desagradable noticia; la buena noticia es que nosotros mismos podemos lograr que los riesgos disminuyan. Varios estudios han confirmado la enorme relación que existe entre el cáncer y la dieta e incluso, actualmente se cree que el 30% de todos los cánceres -en países desarrollados- se podrían prevenir con una mejor nutrición. Debe quedar claro que hasta la fecha no se ha descubierto ningún alimento o nutrimento en particular que prevenga el cáncer, sino más se podría hablar de un estilo saludable de alimentación para prevenir algunos tipos de cánceres.
En los últimos años ha habido muchas investigaciones sobre el papel que juega la nutrición en el cáncer y la mayoría han llegado a la misma conclusión: las personas que comen muchas frutas y verduras tienen menos riesgos de desarrollar cáncer de pulmón, de colon, de mama, cérvico-uterino, de boca, de tráquea, de estómago, de vejiga, de páncreas, de próstata y de ovario, mientras que lo contrario ocurre en personas que consumen mucha grasa, sobre todo en el incremento de riesgo de cáncer de próstata en hombres y de colon en ambos. Además se ha visto que llevar una dieta alta en fibra puede principalmente prevenir el cáncer de estómago y colon y, en mujeres el de mama.
Por otro lado también se ha visto que las personas vegetarianas desarrollan menos cánceres, que puede ser explicado por el alto consumo de frutas y verduras y a que no consumen carne; sin embargo, esto no significa que el omitir por completo los productos de origen animal de la dieta sea lo más recomendable, pero quizás si consumirlos en menor cantidad, sobre todo la carne roja.
Un punto muy importante para la prevención de cualquier cáncer es mantener un peso corporal saludable, ya que el sobrepeso y la obesidad se han visto ligados a esta enfermedad.
Entonces volvemos al punto inicial.. ¿qué podemos hacer para disminuir los riesgos?
1. A movernos…el hacer ejercicio ayuda en muchos aspectos, desde darnos más energía y mantenernos saludables física y mentalmente, hasta ayudarnos a bajar de peso. Además se ha visto que disminuye enormemente el riesgo de desarrollar cáncer de mama.
2. Llevar una dieta variada, es decir procurar comer la mayor variedad de frutas, verduras, cereales, productos de origen animal, etc. Ya que se piensa que nuestro cuerpo necesita diferentes compuestos y sustancias que obtenemos de diferentes tipos de alimentos.
3. Mantener un peso saludable o procurar perder peso en caso de tener en exceso. Se recomienda llevar un plan de alimentación saludable combinado con ejercicio, consumiendo pescado 2 veces por semana, pollo sin piel y carne esporádicamente, evitar alimentos fritos, comida rápida, alimentos procesados, botanas y postres. Aumentar el consumo de frutas, verduras y fibra.4. Moderar nuestro consumo de grasa; como ya mencioné, existen evidencias que dietas altas en grasa pueden aumentar el riesgo de cáncer, por lo que el llevar una dieta baja en grasa nos ayuda a controlar el peso y disminuir riesgos de enfermedades cardiovasculares. Asimismo se recomienda disminuir el consumo de grasas saturadas –principalmente de origen animal y mantequilla- y preferir las grasas mono y poliinsaturadas como aceite de canola y oliva, aguacate, nueces y almendras.
5. Consumir leche y yogurt descremados –light- y quesos suaves –panela, oaxaca, cottage; la leche entera solo se recomienda para recién nacidos a niños pre-escolares.
6. Evitar el exceso de sal en la dieta o alimentos salados, como encurtidos, embutidos y enlatados, ya que pueden aumentar el riesgo de algunos tipos de cánceres.
7. Consumir alcohol ocasionalmente. El consumo excesivo puede aumentar el riesgo de cáncer de boca, tráquea, garganta e hígado. Asimismo evitar el cigarro, ya que este está estrechamente ligado a los cánceres mencionados y aún mayor al cáncer de pulmón.
8. Llevar una dieta rica en vitamina A –betacarotenos- vitamina C y verduras crucíferas que son antioxidantes; la primera la encontramos en la mayoría de frutas y verduras de color anaranjado/rojo y la segunda en todas las frutas, mientras que las verduras de la familia crucíferas son la brócoli, colesitas de Brusela, col, etc.
Es importante que al cocinar los alimentos –sobre todo al hacer asados o parrilladas- mantenerlos alejados del humo, flamas directas o temperaturas muy altas, ya que esto puede producir sustancias tóxicas en los alimentos.
El realizar todos estos puntos al pie de la letra no nos asegura la prevención del cáncer, pero definitivamente nos beneficia en darnos una vida más saludable y disminuir los riesgos tanto de cáncer como de enfermedades cardiovasculares y diabetes.

marzo 13, 2005

¡A DISMINUIR NUESTRO CONSUMO DE SAL!

El hecho de comer de una forma nutritiva y saludable, no necesariamente significa que tenemos que dejar de comer todos los alimentos que nos gustan y que la comida no tenga sabor. Sin embargo, aquí juega un papel muy importante el consumo de sodio, ya que sin darnos cuenta -en la mayoría de los días- nuestro consumo de sal excede de 10 a 35 veces la cantidad que necesitamos. El sodio forma parte de la mayoría de los alimentos y bebidas y, a pesar de que es un mineral importante en nuestro cuerpo, porque ayuda a regular el balance de líquidos corporales, a mantener una presión sanguínea adecuada, a relajar los músculos y a transmitir los impulsos nerviosos, sólo necesitamos 500 mg de sodio al día.
Pero seguramente se preguntaran ¿nosotros más bien consumimos sal? Esto es cierto, pero debemos entender que el sodio es un componente de la sal, que está formada por 40% de sodio y 60% de cloruro; sí nosotros consumimos 1 cucharita de sal, estamos ingiriendo 2300 mg de sodio, que vendría siendo casi 5 veces lo que necesita nuestro cuerpo.
El consumo excesivo de sodio en la dieta puede ocasionar que nuestro cuerpo empiece a retener demasiados líquidos, provocando que nos hinchemos y esto a la vez, provoca que el corazón tenga que trabajar más fuerte para irrigar la sangre a todo el cuerpo. Además, el exceso de líquido puede elevar la presión sanguínea y resultar más difícil de controlar, incluso con medicamentos.
La principal fuente de sodio de nuestras dietas viene de la sal que se le agrega a la comida cuando se cocina o la que le agregamos en la mesa. Otra gran parte del consumo de sodio proviene de alimentos procesados -comida rápida, congelados, embutidos- botanas, sopas y verduras enlatadas y de condimentos. El resto del consumo lo obtenemos de la sal que contienen los alimentos de forma natural.
En condiciones normales no tenemos de que preocuparnos, ya que nuestros riñones se encargan de regular los niveles de sodio en el cuerpo. En personas sanas, los niveles de sodio no se llegan a concentrar demasiado -incluso cuando consumimos de más- ya que nuestro cuerpo se deshace de este exceso por medio de la orina y el sudor, por lo que es probable que cuando nos excedamos vayamos más veces al baño y nos de más sed. Sin embargo, existen casos en que los riñones no funcionan adecuadamente y el sodio en exceso no se puede excretar adecuadamente y es cuando ocurre la retención de agua y el hinchazón; normalmente se hinchan las piernas, pies y la cara, lo cual se conoce como edema.
Tanta insistencia en no excederse en el consumo de sodio va más que nada ligado hacia mejorar nuestros hábitos alimentarios y prevenir que nuestros riñones trabajen en exceso, ya que la relación de que la sal provoca hipertensión no está completamente comprobada y esto más bien ocurre en personas que tienen sensibilidad al sodio. Sin embargo, sí es una realidad que para aquellos que ya presentan hipertensión o problemas cardiovasculares, deben disminuir su consumo de sal para evitar cualquier riesgo.
La moderación es la clave para mantenernos saludables, ya no necesitamos agregarle tanta sal a la comida y podemos empezar a cambiar nuestros hábitos para recortar nuestro consumo. Incluso sí nunca retenemos líquido ni nos hinchamos y nuestra presión esta normal, es bueno empezar a cuidarnos lo antes posible.
Aunque no existe una recomendación diaria de sodio (RDA) se recomienda que el consumo sea menor a 2400 mg de sodio, donde esto incluye la sal de los alimentos y bebidas y, la que le agregamos a la comida.
Para empezar a disminuir nuestro consumo es importante tomar conciencia y escoger una dieta moderada en sodio; se recomienda hacer los cambios paulatinamente para que nos acostumbremos y realmente los llevemos a cabo. Además, cuando estamos moderando nuestro consumo de sal, es importante fijarnos en el consumo total de nuestra dieta y no solo en la cantidad que contiene cierto alimento, aunque para esto resulta útil ver las etiquetas nutrimentales para saber la cantidad de sodio que tiene..ojo, este dato viene en mg y normalmente es por 1 ración por lo que hay que hacer el cálculo si consumimos más raciones. También debemos de limitar nuestro consumo de salsa soya, Maggi, inglesa o glutamato-monosódico.
Así que el primer paso es probar la comida antes de echarle sal y en muchos casos sirve quitar el salero de la mesa y mejor usar más especies, hierbas y limón.

marzo 06, 2005

APRENDIENDO A VIVIR CON INTOLERANCIA AL GLUTEN

Esta alteración intestinal, también conocida como enfermedad celiaca o esprue, es una condición genética producida por el sistema inmune que afecta la digestión y, al contrario de lo que mucha gente piensa, no es una alergia alimentaria. Se reconoce por la poca o nula tolerancia del cuerpo a procesar el gluten, el cual es la proteína que compone algunos granos y cereales, como el trigo.
En nuestro cuerpo, el gluten se rompe en dos partes formando la gliadina y la glutenina. Para personas que tienen intolerancia al gluten, el consumo de la gliadina provoca daño en la pared intestinal, lo que ocasiona que el intestino no pueda absorber nutrimentos esenciales como hidratos de carbono, proteínas, grasas y vitaminas liposolubles. Debido a esto, el riesgo de desarrollar desnutrición es muy alto en estas personas. Por otro lado se ha visto que la glutenina es inofensiva hacia el intestino.
Desgraciadamente, la intolerancia al gluten puede aparecer a cualquier edad. Los primeros síntomas podrían aparecer en la infancia cuando se introduce el cereal en la alimentación de los bebés. Sin embargo, la mayoría de los casos son identificados en la edad adulta
¿Cuáles son los síntomas principales? Estos pueden variar de persona a persona y pueden ir desde la ausencia de síntomas hasta inflamación, flatulencia, diarrea, dolor abdominal, pérdida de peso y apetito; además se pueden presentar síntomas que no incluyen al aparato digestivo, como debilidad o fatiga, irritabilidad, depresión, dolor muscular y de articulaciones. En las mujeres, la intolerancia al gluten puede incluso afectar el ciclo menstrual. En el caso de los niños, esta enfermedad puede ser peligrosa sí no se controla adecuadamente, ya que por la desnutrición que se llegue a presentar pueden no crecer adecuadamente y esto afecta su desarrollo tanto físico como mental. En cualquiera de los casos, sí los síntomas y signos no son atendidos oportunamente, la persona esta en riesgo de desnutrirse y poner su vida en peligro. Los riesgos más comunes son la anemia (por deficiencia de hierro), osteoporosis, problemas dentales y de piel así como hemorragias.
¿Cómo se diagnostica? Desgraciadamente todavía no existe un examen donde se pueda ver sí una persona presenta la enfermedad celiaca. La forma más cercana es mediante exámenes en sangre de anticuerpos, donde se estudia el nivel de anticuerpos –IgA y IgG- hacia el gluten; en caso de que el nivel resulte mayor a lo normal se realiza una biopsia del intestino delgado donde se evalúa el daño de este. Sin embargo, la forma más fácil -y poco agresiva- de diagnosticarla es mediante la evaluación de los síntomas.
¿Cual es el tratamiento? Aunque suene un poco desmotivante, el único tratamiento efectivo para la intolerancia al gluten es seguir un plan de alimentación –de por vida- estricto, que sea “restringido en gluten y libre de gliadina”. Una vez que se suspende el consumo de gliadina por cierto tiempo, le damos oportunidad al intestino que sane y desaparezcan los síntomas y de misma forma, que se regenere la flora para poder de nuevo absorber los nutrimentos esenciales. Sin embargo, al dejar de presentar los síntomas, no es señal de que ya podemos consumir alimentos con gluten, porque entonces sería muy probable que el intestino se dañe de nuevo.
¿Cuáles son los alimentos prohibidos? Como mencioné al principio, la gliadina se encuentra en varios granos, por lo que básicamente hay que eliminar de la dieta 4 granos: trigo, centeno, avena y cebada. Recientemente se ha visto que la avena, en muchos pacientes, no produce reacción, por lo que es cuestión de ver la tolerancia para ver sí se presentan síntomas o no. Hay que tener cuidado con los alimentos que mencionan ser libres de trigo, porque esto no significa que sean libres de gluten. Además, es muy importante aprender a leer las etiquetas para verificar que el alimento no contenga ingredientes como: harina, farina, colorante de caramelo, harina enriquecida, cereal de malta, glutamato-monosódico, emulsificantes, estabilizadores, vinagre destilado, así como otros productos que suelen tener gluten como la mostaza, la salsa catsup, la cerveza, algunos condimentos y sopas enlatadas.
Dentro de todo lo malo, la buena noticia es que llevando una dieta libre de gluten es muy probable que no se presenten los síntomas tan desagradables y, todo es cuestión de acostumbrarse y aprender a escuchar a nuestro cuerpo para evitar poner en riesgo nuestra salud. Les recomiendo que busquen en tiendas naturistas los productos libres de gluten, como pastas, galletas, panes, entre otros.